MITOS Y REALIDADES DE LA EDUCACIÓN COLONIAL.
A lo largo de la
historia de México, algunos investigadores y científicos sociales platean que
la época colonial fue sinónimo de oscurantismo cultural e ignorancia
científica, algo parecido a la edad media en Europa. En realidad como ocurre en
diferentes disciplinas de las ciencias sociales, no podemos categorizar como
leyes los acontecimientos históricos de una nación, indicando la bondad o
maldad en las decisiones que llevaron a
cabo los diferentes actores de la historia.
En el texto
“Mitos y realidades de la educación colonial” Pilar Gonzalbo Aizpuru nos expone
algunos mitos y realidades de la educación colonial en el México del siglo XVI,
la visión educativa que se desarrolló en la Nueva España y cuál era su objetivo
primordial ante la disyuntiva de si era
pertinente educar o no al “indio”[i]
.
Entre los mitos
observados por la autora se contempla la idea de que la educación impartida a
los indígenas solamente se basaba en la educación evangelizadora eclesiástica,
cuando se puede identificar que fuera del papel opresor religioso, también se
impartía educación y adiestramiento de oficios que significaban una cierta
mejoría en la situación social de los pueblos: “En la práctica, frailes
mendicantes y párrocos seculares enseñaron la doctrina y administración de los
sacramentos, a la vez entrenaron a los indios en el cultivo de plantas traídas
del viejo mundo, en las técnicas artesanales apropiadas para satisfacer las
necesidades de la población española y la cría de animales domésticos, que
complementaría los recursos de la economía familiar y las exigencias de abasto
de las ciudades de rápido crecimiento” (Gonzalbo, 1999: 28). Si bien se puede
demostrar que la instrucción de diferentes oficios hacia las comunidades sí servía
como desarrollo en las mismas, sin embargo podemos identificar también que está
educación basada en la instrucción de oficios solamente sirve para mantener en
condiciones permisibles a los pueblos indígenas, es decir se dan cuenta los
españoles que el nivel de explotación hacia los indígenas no puede ser radicalmente de exterminio,
ya que si se mantiene un talante de esclavitud exacerbado, a lo único que conllevaría es que ya no habría a quien explotar ni quien obedeciera ordenes españolas, es decir ya
no existieran ciervos.
Lo importante
ante esta enseñanza era el buscar introducir en el indígena una especie de
consciencia del lugar que desempeñaban en la sociedad, es decir implantarles la
idea de que ellos son los dominados y lo único que pueden hacer es resignarse y
tratar de vivir de acuerdo a las leyes cristianas agradeciendo por lo que dios
les otorga “Un hombre educado, incluso hoy, pero mucho más en el siglo XVI, es
aquel que sabe que es lo que debe hacer en todo momento, que conoce su lugar en
la vida y que es capaz de apreciar los valores imperantes en su sociedad”
(Ibídem: 29). Para ello plantea la
autora que fue necesario mesclar las diferentes formas de enseñanza
prehispánica con las virtudes de la religión cristiana, ejemplo de ello fue la
utilización de los valores sociales comunales como el respeto, humildad,
austeridad y a la par se impulsó la enseñanza de los mandamientos, la no
injerencia en los pecados capitales y entre otras creencias cristianas. En
donde en realidad se dejaba hasta cierto punto la educación eclesiástica a los
indígenas y ya no a los españoles, estos al encontrar mayor satisfacción en los
bienes materiales y no en la cuestión espiritual, en muchas ocasiones eran
menos cristianos que los propios indígenas. “De este modo la educación
auténticamente cristiana se consideraba adecuada para los indios, mientras que
los castellanos, en defensa de su propio prestigio y de los intereses de la
corona, podía olvidar la mayor parte de los preceptos evangélicos” (Ibídem:
36).
El legado de
estos preceptos evangélicos hacia las comunidades indígenas ha conllevado a que
podamos apreciar actualmente el comportamiento sobre muchos
temas de gran relevancia en los cuales tendrían ser participes. “El reconocimiento tácito de la superioridad de
quienes tienen la tez más clara y el conocimiento de los recursos del poder, el
desinterés hacía proyectos políticos que se siguen sintiendo ajenos, la
incredulidad ante ofrecimiento de mejora económica tantas veces frustrada, el
rechazo de proyectos supuestamente redentores, la falta de costumbre de
defender sus derechos” (Ibídem: 37).
En general y
como conclusión, se puede observar una variedad de mitos y
realidades sobre la educación indígena en la época colonial, mitos que
fundamentaron un supuesto atraso educativo y realidades que desarrollaron hasta
cierto punto mejoras en la condiciones de vida de los indígenas, pero aclarando
que el talante de mantener a las comunidades en un contexto de explotación
nunca se dejó de lado. Concretamente dicho, podemos identificar en esta lectura
que la visión actual que se tiene de la educación como una educación que
conlleva a que un pueblo educado mejorará en términos generales su condición social
de desarrollo (una visión progresista de la educación) no fue puesta en marcha en esta época de la historia de México. En la época colonial, la educación y en especifico la
educación indígena se desarrolló como una forma de dotar de ciertas mejoras a las comunidades
indígenas pero el carácter progresista social no era aplicado, no se
buscaba la radical mejora en las condiciones de vida de los indígenas, sino un
punto intermedio entre la represión excesiva, la obediencia y sumisión de los pueblos indígenas hacia el español.
[i]
Las comillas son mías, ya que no comparto la conceptualización del antiguo
mexicano como el indio, sin embargo soy consciente de la utilización
indiscriminada de este término por parte de los españoles desde el siglo XVI y
posteriormente de intelectuales mestizos que buscan imprimir un carácter
peyorativo a las comunidades indígenas.
BIBLIOGRAFÍA.
·
Gonzalbo Aizpuru, Pilar. "Mitos y realidades de la educación colonial" en Educación rural e
indígena en Iberoamérica. Colegio de México COLMEX, México D.F, 1999.
No hay comentarios:
Publicar un comentario