martes, 13 de septiembre de 2016

Nacionalismo en México, de mitos a la búsqueda de la unidad nacional.

A lo largo de nuestra educación, nos hemos encontrado con una infinidad de interpretaciones de la historia de México; diferentes personajes con cualidades muy cercanas a deidades, cualidades que los hacen resaltar como grandes individuos adelantados a su época. Gestas heroicas en donde se demuestra el carácter valeroso del mexicano o de ciertos mexicanos, esto con el objetivo de que nos sentamos participes de una gran nación.

Pero de todos esos personajes y hechos, ¿Se  nos enseña la verdad sobre ellos? ¿Aquellas fechas tan importantes son en verdad acontecimientos que nos deben hacer sentir orgullosos de ser mexicanos? ¿Existirán mitos sobre aquellos personajes tan idolatrados?

Partiendo de estas cuestiones tenemos que reconocer que existen una gran variedad de estudios históricos sobre nuestros héroes, y en muchos casos no se exponen cosas muy agraciadas de aquellos personajes. Ejemplo de ello mencionamos solo algunos: la vida de vicios y perversiones del cura Miguel Hidalgo, la no cien por ciento identidad real del “pípila”; la parcial victoria del ejercito mexicano sobre el francés, en la segunda intervención francesa; la excesiva imagen de bondad de Benito Juárez y el odio a Maximiliano de Habsburgo; la visión exageradamente negativa de Porfirio Díaz etc. No abundaré en los mitos mismos, sino en el contexto social y político que fundamentaron la creación de dichos mitos en la historia de nuestro país.  
La vida de nuestros héroes nacionales no es la que nos cuentan en la escuela, ¿Por qué hacer ver las cosas buenas de ellos? ¿Por qué mentirnos? Podemos dar respuesta a esto observando que al término de la revolución mexicana se busca institucionalizar al país, es decir construir un marco jurídico que mantenga un orden, un país lejos de revueltas, violencia y derramamiento de sangre. Para ello es necesario también mantener la “cohesión social”, es decir crear la Unidad Nacional, en donde el mexicano se sienta orgulloso de serlo, y que no se identifique con sectores sociales rebeldes como el campesinado, los pueblos indígenas etc.

Estos sectores sociales por lo regular significan problemas políticos y sociales, sus demandas incomodan al poder y mantienen un ambiente álgido en la sociedad, se teme que en cualquier momento algún sector popular se levante en armas y derroque al gobierno. Es por ello que la llamada Unidad Nacional o la búsqueda de un nacionalismo  posterior a le revolución, plantea una estrategia muy “ad hoc” por parte del gobierno. Se crea un conjunto de mitos basados en héroes y acontecimientos del pasado en México con el objetivo de crear cierta pertenencia y orgullo del ser mexicano.

Las medidas realizadas por los presidentes Venustiano Carranza hasta a llegar a Lázaro Cárdenas, fueron por un lado construir una nacionalismo que mitigara la inserción del pueblo a sectores sociales de presión, mediante la creación de mitos sobre los héroes y acontecimientos más relevantes de nuestra historia; y por otro lado fue cooptar a estos sectores sociales en instituciones que solventaban medianamente las demandas de dichos sectores, como repartición de tierras, mejores condiciones de trabajo, respeto a usos y costumbres autóctonas etc. Así se fue creando un país institucionalizado, unido y corporizado. Se habla del “corporativismo” como la manera en que el Estado postrevolucionario absorbe a los grupos de presión social, tomando sus demandas y resolviéndolas, pero a cambio de ello se crea una base social del gobierno que posteriormente se utilizará como herramienta para perpetuar el poder en México por parte del partido de Estado actualmente llamado PRI.

Con todo esto no pretendo crear un sentimiento anti patriótico, sin embargo planteo la reflexión de lo que podemos llamar nuestro pasado como mexicanos. No busco desacreditar la historia de México pero tampoco estoy de acuerdo que se exalte a personajes que en muchos casos no fueron benéficos para nuestro país, y que se deje en el olvido a muchos otros que forjaron la vida de una nación tan grande como la nuestra.

Por ultimo me considero a favor del nacionalismo mexicano, siempre y cuando este sea utilizado para crear un sentimiento de amor a la patria y de empatía entre todos los mexicanos. “Hoy en día, ya nadie muere por su patria”, no por el poco compromiso al país, sino por las grandes decepciones que ha tenido la sociedad hacia sus instituciones políticas. El militar no va a luchar contra el narcotráfico por su país, sino que lo hace para sostener a su familia, el militar raso, la carne de cañón, sabe que va a matar a otro mexicano, y lo va a hacer por la preponderancia de la ley del más fuerte, y no lo hace pensando en su nación, ni en su pasado, lo hace pensando en su familia, esa misma familia que celebra el día de nuestra independencia, esa misma familia que ve a un ignorante gritando arengas a nuestros héroes nacionales.


Lic. Gustavo Guzmán Hernández 

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