Nacionalismo en México, de mitos
a la búsqueda de la unidad nacional.
A lo largo de nuestra educación,
nos hemos encontrado con una infinidad de interpretaciones de la historia de
México; diferentes personajes con cualidades muy cercanas a deidades, cualidades
que los hacen resaltar como grandes individuos adelantados a su época. Gestas
heroicas en donde se demuestra el carácter valeroso del mexicano o de ciertos
mexicanos, esto con el objetivo de que nos sentamos participes de una gran
nación.
Pero de todos esos personajes y
hechos, ¿Se nos enseña la verdad sobre
ellos? ¿Aquellas fechas tan importantes son en verdad acontecimientos que nos
deben hacer sentir orgullosos de ser mexicanos? ¿Existirán mitos sobre aquellos
personajes tan idolatrados?
Partiendo de estas cuestiones
tenemos que reconocer que existen una gran variedad de estudios históricos
sobre nuestros héroes, y en muchos casos no se exponen cosas muy agraciadas de
aquellos personajes. Ejemplo de ello mencionamos solo algunos: la vida de
vicios y perversiones del cura Miguel Hidalgo, la no cien por ciento identidad
real del “pípila”; la parcial victoria del ejercito mexicano sobre el francés,
en la segunda intervención francesa; la excesiva imagen de bondad de Benito Juárez
y el odio a Maximiliano de Habsburgo; la visión exageradamente negativa de
Porfirio Díaz etc. No abundaré en los mitos mismos, sino en el contexto social
y político que fundamentaron la creación de dichos mitos en la historia de
nuestro país.
La vida de nuestros héroes nacionales
no es la que nos cuentan en la escuela, ¿Por qué hacer ver las cosas buenas de
ellos? ¿Por qué mentirnos? Podemos dar respuesta a esto observando que al
término de la revolución mexicana se busca institucionalizar al país, es decir
construir un marco jurídico que mantenga un orden, un país lejos de revueltas,
violencia y derramamiento de sangre. Para ello es necesario también mantener la
“cohesión social”, es decir crear la Unidad Nacional, en donde el mexicano se
sienta orgulloso de serlo, y que no se identifique con sectores sociales rebeldes
como el campesinado, los pueblos indígenas etc.
Estos sectores sociales por lo
regular significan problemas políticos y sociales, sus demandas incomodan al
poder y mantienen un ambiente álgido en la sociedad, se teme que en cualquier
momento algún sector popular se levante en armas y derroque al gobierno. Es por
ello que la llamada Unidad Nacional o la búsqueda de un nacionalismo posterior a le revolución, plantea una
estrategia muy “ad hoc” por parte del gobierno. Se crea un conjunto de mitos
basados en héroes y acontecimientos del pasado en México con el objetivo de
crear cierta pertenencia y orgullo del ser mexicano.
Las medidas realizadas por los presidentes
Venustiano Carranza hasta a llegar a Lázaro Cárdenas, fueron por un lado
construir una nacionalismo que mitigara la inserción del pueblo a sectores sociales
de presión, mediante la creación de mitos sobre los héroes y acontecimientos
más relevantes de nuestra historia; y por otro lado fue cooptar a estos
sectores sociales en instituciones que solventaban medianamente las demandas de
dichos sectores, como repartición de tierras, mejores condiciones de trabajo,
respeto a usos y costumbres autóctonas etc. Así se fue creando un país
institucionalizado, unido y corporizado. Se habla del “corporativismo” como la
manera en que el Estado postrevolucionario absorbe a los grupos de presión
social, tomando sus demandas y resolviéndolas, pero a cambio de ello se crea
una base social del gobierno que posteriormente se utilizará como herramienta
para perpetuar el poder en México por parte del partido de Estado actualmente
llamado PRI.
Con todo esto no pretendo crear
un sentimiento anti patriótico, sin embargo planteo la reflexión de lo que
podemos llamar nuestro pasado como mexicanos. No busco desacreditar la historia
de México pero tampoco estoy de acuerdo que se exalte a personajes que en
muchos casos no fueron benéficos para nuestro país, y que se deje en el olvido
a muchos otros que forjaron la vida de una nación tan grande como la nuestra.
Por ultimo me considero a favor
del nacionalismo mexicano, siempre y cuando este sea utilizado para crear un
sentimiento de amor a la patria y de empatía entre todos los mexicanos. “Hoy en
día, ya nadie muere por su patria”, no por el poco compromiso al país, sino por
las grandes decepciones que ha tenido la sociedad hacia sus instituciones
políticas. El militar no va a luchar contra el narcotráfico por su país, sino
que lo hace para sostener a su familia, el militar raso, la carne de cañón,
sabe que va a matar a otro mexicano, y lo va a hacer por la preponderancia de
la ley del más fuerte, y no lo hace pensando en su nación, ni en su pasado, lo
hace pensando en su familia, esa misma familia que celebra el día de nuestra
independencia, esa misma familia que ve a un ignorante gritando arengas a
nuestros héroes nacionales.
Lic. Gustavo Guzmán Hernández
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